Publicamos a continuación la carta que el muy venerable y docto licenciado en todas las cosas, don Luberto García, le envía como respuesta a una postal que su sobrino le hiciera llegar desde algún lugar recóndito del Lejano Oriente. En su carta, el Docto, como lo llama cariñosamente su sobrino, resume a su manera los acontecimientos del pasado mes.
30 de junio de 2012. Granadero Baigorria. Día nublado y muy húmedo.
Querido sobrino:
Qué bueno tener noticias tuyas después de todo este tiempo. Por aquí circularon varias especies todas ellas de gran truculencia y escasa eficacia, pero no te incomodaré tratando de sonsacarte la verdadera causa de tu prolongada ausencia. El hecho de que me hayas enviado esas hermosas fotos de las dos gemelas y de la mariposa gigante me hace pensar que finalmente has realizado tu tantas veces postergado viaje de investigación entomológica a la Isla Infante. Clara señal de que los sainetes locales te tienen un poco deprimido.
Acá todo tranquilo. El mes nació prematuro. Los últimos días de mayo las gentes bien de la capital salieron a cacerolear. Como en el 2008, fueron jornadas gloriosas para la democracia. Desgraciadamente, cuando habíamos empezado a considerarlo un fenómeno pintoresco de la noche porteña, les entró el bajón y desaparecieron. Es una pena, porque llegaron a congregar como a dos mil personas, acaso tres mil. Los concitados reclamaban libertad de expresión y de compra de dolares, cárcel a los corruptos, fin de la dictadura K e insultaban con denodado fervor y patriotismo al gobierno, a los periodistas afines y en especial a la señora presidente. Todo bastante normalito y en relativa calma, si exceptuamos que en las diferentes reuniones opositoras se apaleó a algunos noteros. Cosa curiosa, porque aunque los manifestantes hacían suyo el reclamo de Jorge Lanata y su corte de los milagros: “queremos preguntar”, cuando les preguntaron a ellos empezaron a los fierrazos. Los carteles levantados por la pequeña multitud decían que no querían ser Cuba, ni Venezuela, ni la URSS. Para ser gente que no quiere ser, tenían muchísimas exigencias. No obstante, sobrino, no está mal que la gente bien aprenda a movilizarse por cuestiones políticas. No se los veía muy a gusto ganando la calle, pero la calle es de ellos también. Es lindo hacer política, mover el culo de la silla, salir de noche, militar. Ojo, la militancia es mover el culo de noche, pero no se parece en nada al perreo que también consiste en mover el mismo grupo muscular y a vos tanto te moviliza. Si uno va a movilizarse por algo que cree, aunque sea equivocado, no vale remolonear porque hace frío o porque twitter te alcahuetea que no vinieron ni los organizadores.
Yo creo que si uno va a salir a manifestarse no basta con estar en contra de, odiar a o estar indignado con. Me parece que la cosa funciona mejor cuando el que se manifiesta tiene algo para amar, una propuesta para defender. Como cuando te comprabas un disco e ibas de amigo en amigo a hacérselos escuchar. Ahora están de moda los gestos mediatizados. Hacer click sobre el ícono de una mano con el pulgar hacia arriba para dar a conocer lo que nos gusta. Somos digitales. Levantamos el dedo del medio y decimos fuck you a casi todo. Y nos parece que eso es una opinión, que eso nos hace rebeldes.
Supongo que los caceroleros estarán sorprendidos de que nadie les agradezca, ni salga a la vereda a abrazarlos por las molestias que se toman, ni les acerquen una taza de sopa caliente con los fríos que está haciendo. A mi, no.
Este mes también se celebró el día del periodista, pero los ánimos no estaban para mucho festejo. Como están todos medio peleados, cada uno hizo una fiesta con sus íntimos. Página12 ni siquiera invitó a su fundador. Le mandaron, eso sí, un pedazo de torta, pero el hombre no la aceptó pretextando diabetes. Hubo, como siempre, mucho discurseo sobre la prensa independiente y un apelación constante a las figuras de Mariano Moreno y de Rodolfo Walsh, particularmente por aquellos sujetos a los que Moreno mandaría fusilar y con quienes Walsh no se sentaría a comer un pescado, pero viste cómo son.
Mientras recordamos a Belgrano nos fue llegando el invierno. Hubo otras efemérides, casi todas tristes.
El tema favorito a lo largo del mes fue el dólar blue, que es un dólar paralelo, “negro” pero no tanto. Oscuro, digamos. El dólar blue es el hijo no deseado de las restricciones a la compra de divisas. Por eso no es negro ni paralelo, es “blue”, que para un hijo suena menos discriminador. Lo bueno de tener una política cambiaria esquizofrénica es que permite a los argentinos hablar de sus dos temas favoritos: la economía y el psicoanálisis. Todos los argentinos nacen psicólogos, aunque sólo algunos elijan ejercer la profesión. Los argentinos saben de psicología. Son psicoanalizados y como tales, analizan. De economía, en cambio, no tienen ni la menor idea. En eso precisamente, es en lo que se parecen a los economistas profesionales.
Hablando de psicologismos. Todos dicen (y si no todos, al menos dos o tres) que lo que hacemos en la niñez anticipa lo que seremos cuando adultos.
A mí, por ejemplo, me gustaba jugar al docto(r). A vos, pese a las amenazas de tu abuelo, te gustaba jugar con muñecas.
A Hugo siempre le gustó jugar con camiones.
Sobre la mitad de junio el gremio de camioneros comenzó a negociar su paritaria. Como no se pusieron de acuerdo enseguida, su secretario general, Pablo, declaró un paro de 72 horas en el transporte de combustibles, lo que atrajo la negra sombra del desabastecimiento de los oscuros arcones del tiempo.
A los más viejos, las palabras desabastecimiento por paro de transportistas les hizo acordar de los funestos acontecimientos de Chile del ’73, pero no lo dijeron para no sembrar el pánico.
Dicho sea de paso, el paro también pedía la eliminación del Impuesto a las Ganancias sobre los sueldos. Esto es muy raro porque los que nunca quieren pagar impuestos son los ricos y las clases acomodadas que no quieren que usen la plata de sus impuestos para financiar vagos, embarazadas, pobres en general y periodistas oficialistas en particular. Ellos dicen que este no es un país normal. Se ve que no.
Una amenaza es mucho más efectiva cuando no se concreta, pero la amenaza concretada forzó a la presidente a un regreso anticipado de Brasil, donde se hallaba reunida con otros presidentes de la región. El Ministerio del Interior inició una causa penal contra Pablo y Hugo. Planeamiento anunció ir contra las concesionarias de transporte de combustible y, de la noche a la mañana, los camioneros resolvieron su paritaria y volvieron a trabajar.
Quedaba no obstante el tema del impuesto y de las asignaciones.
Desde los estudios de TN, Hugo, al enterarse de la denuncia penal contra él y su hijo, decretó un paro general de la CGT con fecha a confirmar. Al ratito se acordó de que era el Secretario General de una organización que involucra a otras personas y dijo que había que llevar el tema a la asamblea y discutirlo con los delegados, etc. Finalmente, el jueves, luego de anunciar el acuerdo salarial con las patronales, el Hugo anunció un paro y movilización para el día 27, para celebrar el aniversario del paro que la CGT le hiciera al gobierno de Isabel Perón, famoso por ser el primer paro general contra un gobierno peronista.
En fin, y para no hacerlo tan largo, el mes terminó exactamente como empezó, aunque con los protagonistas ligeramente cambiados. La escena fue otra vez la indignación, pero esta vez no de los sectores medios y acomodados sino de la clase obrera sublevada. La derecha mediática activó la operación “
Cristina pierde el manejo de la calle y Moyano la jaquea”, ´preámbulo inevitable de un estallido masivo. Todo parecía confluir hacia una poderosa movilización que haría temblar los cimientos del temblequeante sistema cristinista.
Sin embargo, semejante espectativa sirvió, más que nada, para contarle las costillas al pobre Hugo, que por la presión tributaria está quedando piel y huesos. Si antes de las elecciones había llevado, a favor de Cristina, a más de 100.000 personas a la 9 de julio, el 27, con toda la manija de los medios, más los aportes revolucionarios de la Uatre, la Federación Agraria, el trosquismo, el maoismo y otros aventureros, arañó las 30.000 personas. Parece que no hizo buen negocio al ponerse contra Cristina: hay adhesiones que en vez de sumar, restan.
Por eso, sobrino, me alegro de que estés de vuelta. Son tiempos interesantes, aunque ya sabemos que vivir tiempos interesantes es algo que casi nadie desearía. El balance es positivo, sin embargo. El mito de que el poder movilizador del sindicato de camioneros era imbatible ha sido exorcizado. Y aunque hace tiempo se decía que cuatro tapas de Clarín en contra tumbaban a un gobierno, está claro que cuatro tapas a favor le pueden arruinar la carrera política a cualquiera: a Elisa Carrió, a Pino Solanas, a Ricardo Alfonsín, a Moyano. Vivimos tiempos altamente politizados y cualquier cambio, cualquier solución que se obtenga a los muchos problemas que nos cercan, vendrá del terreno de la política, no de los aprietes, ni de los gestos de sobreactuación traidora, ni de las amenazas de los periodistas incómodos por el lugar en el que se pusieron, ni de las protestas sin banderías políticas de los caceroleros indignados.