lunes, 11 de abril de 2016

PPT: Piedra, Papel o Tijera

El Maestro Luberto García, que conoce los secretos del universo porque de chico le compraban El Libro Gordo de Petete, vive en la actualidad en un humilde ranchito de las islas entrerrianas, y lleva una vida austera, sólo comparable a la del Papa Francisco o la de Pepe Mujica. El docto, como lo llama cariñosamente su sobrino, ha tiempo se encuentra alejado de las letras y de la investigación periodística, pero su espíritu inquieto y su curiosidad inagotable hacen que siempre esté al tanto de la actualidad. Recientemente le hemos visitado en la esperanza de que él supiera alguna cosa sobre algo, en atención a la sorpresiva visita del equipo periodístico de Jorge Lanata a la ciudad.
-Querido sobrino, qué milagro te acuerdes de tu tío. Supongo que no tiene gracia pasar el fin de semana visitando a un viejo escriba retirado.
-No es eso tío. He estado trabajando bastante y aunque tenga muchas cosas que consultarte, temo que vuelva a pasar lo de la otra vez.
-¿Qué cosa pasó la otra vez? No logro recordar ningún incidente.
-Si mal no recuerdo nuestra última charla terminó prematuramente cuando un ataque de cólera provocado por mi ignorancia sobre la composición de la empanada salteña motivó que me tiraras en la cabeza el contenido de una olla de puchero y me expulsaras de tu casa a piedrazos.
-Bué, convengamos en que algo de razón tenía. Hay momentos en que no parecemos de la misma sangre. Tendrías que estudiar un poco y no pasarte el domingo mirando a Tinelli. Dicho sea de paso, ¡cómo engordó ese hombre! Y creo que va siendo hora de que deje de fumar.
-Tinelli no está en televisión. Está tan flaco como siempre y juraría que nunca fumó.
-Entonces ¿quién es ese gordito de barba que está los domingos a la noche y que hace chistes estúpidos mientras fuma y fuma? Para mí era Tinelli. El programa es idéntico: tiene una tribuna de adulones que le festejan las zonceras que dice, hay sketches y una troupe de disfrazados con caretas de látex, tiene minitas haciéndose las pelotudas y una producción multimillonaria que viaja a Europa a hacer quedar a los argentinos como idiotas. Si no es Tinelli, tienen el mismo guionista.
-No, ese señor que vos viste se llama Jorge Lanata. Es un famosísimo periodista de investigación y está tras la ruta del dinero K. Es una investigación muy grossa que involucra a gente del gobierno.
-Sí, vi algo de eso. ¿Pero es en serio? Viste que Tinelli siempre hace cámaras ocultas y después todos nos reímos … La gente se ríe de cada boludez.
-Ya te dije que no es Tinelli. ¿De verdad que no sabés nada? No sabés que Báez es Kirchner? ¿No sabés que Báez se enriqueció lavando el dinero K? ¿No sabés que Cristina tiene una bóveda en su casa del Calafate? ¿No sabés que el suelo patagónico está erosionado por la cantidad de bóvedas? Pensaba que eras una persona a la que le interesaba el país.
-”Estas empresas a las que les interesa el país, auspician este programa”, decía el locutor. El programa se llamaba “Tiempo Nuevo”. Lo conducía un periodista famosísimo que, casualmente, también pensaba que los políticos eran incapaces o corruptos todos ellos y que era mejor que las cosas que eran de todos, las administraran las empresas privadas porque, como se dijo en el aviso, “les interesaba el país”, quedarse con el país. ¿No es un caso parecido? ¿No es una empresa privada que quiere adueñarse de la opinión pública dando por ciertas versiones dignas de un programa de chimentos? ¿Eso es periodismo de investigación? Eso, querido sobrino, es funcional al quilombo. Total, ni a Tinelli ni a sus patrones les van a tocar un pelo.
-No es Tinelli. Te dije que es un periodista muy serio.
-Sí, ya ví lo serio que es, aunque es menos serio que Tato Bores. Hace stand up. Viste traje y tiene un micrófono. A veces se disfraza de jugador de Racing. Es pésimo haciendo stand up, pero es lo que mejor hace. Ah, perdón. Es un excelente puteador.
-Me parece a mí o estás defendiendo al gobierno. ¿Te volviste K? Es malo ser K.
-No, sobrino. A mi qué me importa el gobierno y sus chanchuyos. Si alguno se quedó con un cambio que se lo investigue y que vaya preso si corresponde. A mi me preocupa la cabeza de la gente. Porque a este comicastro infame que piensa que es periodista porque usa tiradores como Larry King y porque se hace el canchero como Michael Moore, no le interesa la investigación ni desentrañar ninguna verdad. En realidad, a nadie le interesa la verdad. A Lanata no lo contratan para eso sino para fabricar una guerra. Y por eso no se calienta cuando los testigos se le dan vuelta a las 48 horas de emitir la nota, o cuando no ratifican sus dichos frente al juez, o cuando le hacen notar que los bancos suizos no emiten boletas de depósito en lunfardo, o que las bóvedas abren para afuera.
-Lo de la bóveda a mí no me gustó, y eso que yo a Lanata le creo todo. Tanto anunciaron que iba a mostrar la bóveda que yo me imaginé a Cristina vestida con bata como el tío Rico nadando en un sótano lleno de billetes y joyas y lingotes de oro, y me tuve que conformar con una escenografía… ¿Es verdad que ninguna bóveda abre hacia adentro?
-Sobrino, ¿comprendés por qué te terminé tirando con la olla de puchero? Deberías saber que las puertas de las bóvedas siempre abren hacia afuera, pues de hacerlo hacia adentro sería imposible alcanzar lo que quedara oculto tras la puerta: para hacerlo habría que meterse adentro y cerrarla, con lo que sería el comedido quien quedara encerrado. Este detalle seguramente se le escapó al famosísimo periodista.
-Jamás pensé que te molestara el éxito ajeno. ¿Supongo que no estás enterado de que el equipo de Lanata anduvo por Baigorria?
-Sí, supe algo, sí. Supe que algún concejal opositor quiso ponerse a tono con su líder natural y vituperó frente a los micrófonos por el hecho de que se le diera a un tramo de la costanera el nombre de Hugo Chávez.
-Entonces sabés que Julio De Vido tiene una calle en el barrio Remanso Valerio…
-Con el presupuesto que maneja, De Vido puede conseguier una calle en donde se le de la gana. Una calle pequeña, al menos. Una avenida sería demasiado llamativo para un militante del campo popular. Ironías al margen, supongo que alguien habrá considerado oportuno un acto  de obsecuencia para conseguir más obra pública y seguir siendo la Perla del Cordón Industrial. Me parece que tal muestra de genuflexión no era necesaria, pero la búsqueda del posicionamiento político puede ser insólita. Más en un año electoral.
-Sí, tenés razón. Pero también es cierto que los vecinos del Remanso están muy agradecidos a Ramos y a De Vido por el interés que se puso en el barrio, que en otras gestiones -la del concejal que mencionabas especialmente- estuvo a punto de desaparecer.
-Sí, y también en el Espinillo se acuerdan mucho del gobierno y de su mano civilizadora. ¿Allá no renombraron ninguna calle, verdad?
-Sospecho que no. Ahora bien. ¿Vale todo a la hora de conseguir guita para obras? ¿Sabías que al concejal Secondo lo apretaron en un club del centro de la ciudad? ¿Así es la única manera de ganar elecciones?
-Ganar, ganar. La idea de que se puede hacer cualquier cosa para ganar es muy neoliberal. Es la lógica que rige en la TV y en mucha de la dirigencia política. La del FPV incluida. No es que los resultados no sean importantes, es que no se puede hacer cualquier cosa por ganar. Ese es precisamente el problema con la oposición, con tal de ganar las elecciones renuncian a la ideología y al debate y traman alianzas que no resisten el menor análisis. ¿Qué es preferible, ganar o tener razón? Lanata le gana a todos en el rating, incluso al partido de Boca. ¿Será que por eso tiene razón? Aunque, para ser honestos, todo el mundo le gana a Boca. Tendrían que volver Bianchi y Riquelme.
-¿Vos estás seguro de estar bien medicado?
-Mirá sobrino, no soy sólo yo el que piensa así. Un grupo de intelectuales que nos juntamos en el boliche del Negro Cicatriz a tomar caña y a jugar al chinchón hemos decidido formar el grupo Cartapesta, para discutir el camino a tomar ante el clima destituyente instaurado por el gordo infame.
-¿Cartapesta? ¿No es Carta Abierta?
-Nada que ver. Esos son intelectuales K. Nosotros somos pensadores independientes. Bien independientes. Como Carusso Lombardi. Ni entre nosotros nos damos bola. Pero estamos decididos a tomar el poder. Y somos duros pero flexibles. Como la cartapesta.
-¿Tomar el poder? ¿Los borrachines que se juntan en lo del Negro Cicatriz? Con lo que toman no me sorprende que también quieran tomarse el poder. Y por supuesto, niegan que haya corrupción en el gobierno.
-La edad me dice que no hay gobierno que no contenga una componente de corrupción. Quien conozca el manejo de cualquier empresa sabe que un secretario o un jefe de compras puede facilitarle las cosas a un proveedor si sabe mantener la boca cerrada. Sería deseable que no fuera así. La cosa es que no es el periodismo quien tiene que hacer de fiscal o de juez. Por lo demás, una cosa es la investigación y otra los posteos de facebook. ¿O no es cierto que el gordo infame dijo que le iban a levantar el programa cuando un tipo tan democrático como Morales Solá imaginó que iban a intervenir Clarín porque a Lapegüe lo agarraron haciendo facturas truchas? Si la semana que viene este programa no sale al aire, hagan algo, decía el gordo con lágrimas en los bolsillos.
-Pero por qué el gobierno no contesta las denuncias. El que calla, otorga; dice el refrán.
-Al público televisivo les encantan las frases. Deberían leer libros, no almanaques. ¿Vos sabés las cosas que se dicen de vos? ¿Son todas ciertas? Con los intelectuales de Cartapesta publicamos un escrito en el que analizamos la política a partir de la irrupción del gordo infame. Te leo un párrafo:
“Las corporaciones atacan de modo artero, solapado, desleal. Buscan desencantar a los ciudadanos, hacerle perder la confianza en el país. Y logran su objetivo a pesar de plantear siempre diagnósticos errados. Nos sumen en la decepción, como en el 2000 y el 2012. Nos pronostican el fin del mundo al pedo. Siempre la misma historia, que se acaba todo, fuego, muerte y destrucción, que es un fin de época, que es el fin de la historia, que es el fin del populismo, que van a llover soretes de punta, que estamos como cuando caía la república de Weimar y que ante la muerte de todo lo humano en un gran apocalipsis zombi, sólo nuestros zombis de cabecera nos van a poder salvar: La Señora Mirta, Elisa -La Naranja Mesiánica- Carrió, el Carlitos Saúl, De la Sota, Mauricio y el Mingo. Y nosotros, los Intelectuales de Cartapesta, les decimos a los prepotentes de siempre: Las bolas nos van a salvar.”
En este documento también señalamos las  debilidades del movimiento kirchnerista. La mayor de todas, al menos en nuestro análisis, es la de tomarse las cosas demasiado en serio. Por eso la presidente no sale a cruzar las acusaciones del gordo infame. No lo toma en serio y considera que ella trabaja gobernando y no respondiendo insultos. Son los adulones, los chupamedias y algunos que tienen el culo sucio los que salen a indignarse y a cambiar el horario del fútbol. Deberían reírse del gordo del mismo modo que él ser ríe de todos. Si fueran inteligentes, y algunos lo son, no intentarían ni refutar ni hacerlo callar porque al gordo no le interesa discutir nada. Si le interesara discutir lo que denuncia, hubiera aceptado debatir con D’Elía. Claro, el no necesita argumentos ni documentación. Él sabe. Tiene 24 puntos de raiting que le dan la razón.
-Ponele que es así. Está claro que el gobierno prefiere ningunear a Lanata lo mismo que ignora las críticas al INDEC. El índice de inflación influye sobre el de crecimiento y si alguien pudiera probar que las estadísticas del INDEC fueron falsificadas, el índice de crecimiento se vería afectado en un par de puntos, y eso se mide en dinero. Cristina dice por twitter que no mira el programa de Lanata porque mira en el mismo horario el Juego de los Tronos por HBO. Te imaginarás que al Ego de Lanata no le hace ninguna gracia que lo ignoren y en su monólogo sugirió que a Cristina deberían prohibirle el twitter. Que debería ocuparse de las cosas importantes, que son las cosas que él denuncia. En mi opinión, estamos frente a un duelo de egolatras.
-Como ficción, Game of Thrones es infinitamente más importante que el programa de Lanata.
-Para vos PPT es un programa de ficción?
-¿Para vos no? Dos de cada tres cosas que se dicen en Piedra Papel o Tijera son desmentidas a lo largo de la semana. La tercera es dudosa. El cien por ciento de las afirmaciones están expresadas en potencial: “el dinero lavado por Báez sería de Néstor Kirchner, Cristina tendría una bóveda llena de euros en el Calafate, Boudou habría viajado a Uruguay sin pasar por migraciones”, y eso es lo único que necesitan para reclamar que linchen a medio gobierno. Lanata no sólo es un egocéntrico sino también un acomplejado de inferioridad. Le da vergüenza ser argentino y cree estar para más. Todo le parece despreciable y por eso asume como propio el gesto del dedo mayor en alto. Si todos somos tan idiotas como él piensa, va siendo tiempo de que le avisen que él también está adentro.
-Sospecho que el fuck you no te gusta
-Soy un republicano, un demócrata, no simpatizo con expresiones monárquicas.

-Y tengo que aceptar que tenés un criterio amplio. Siendo kirchnerista, mirás un programa opositor.
-Sobrino, no soy kirchnerista y ni siquiera tengo televisor. No soy tan obtuso como para no darme cuenta de que en diez años muchas cosas cambiaron, y como soy un viejo, sé que cambiaron para mejor. Tengo mis dudas de que desde la oposición pueda surgir una alternativa superadora. Entre el montón de viejos resentidos que la conducen, seguro que no. No veo el programa de Lanata. Quizás porque temo creerme el chamuyo y pensar que yo también soy juez y empezar a pedir cárcel para todos y todas, total la presunción de inocencia es para los tibios y la justicia está al pedo en tanto existan tipos en televisión que decidan quién va preso y quién no.
Además no necesito verlo para saber cómo funciona. Tampoco necesito ver a Tinelli o a Susana Giménez para saber cómo funcionan los de ellos. Chistes malos, aplaudidores, raiting, creación de consenso general. Florencia Peña es una actriz excelente y parece una mina piola, pero si un programa de chimentos y cinco parásitos deciden que es una basura, la van a hacer ver como una basura ante el nueve y pico del rating que sigue al mercenario que lo conduce porque esa audiencia desde el principio decidió creer.
No es que no lo veo por prejuicio, no veo a Lanata por la lógica con la que funciona su programa: la televisión o los diarios son espacios excelentes para el debate político, pero no para administrar justicia. La justicia vía medios de comunicación es muy parecida al fascismo.
-Lanata no es fascista, tío. Es machista, violento, autoritario, grosero, fanático, pero no es fascista. Yo pienso que es un idealista, que quiere lo mejor para su país. Y lo mejor es terminar con la corrupción.
-Y sí… Así se empieza. Primero somos idealistas que queremos lo mejor para el país y después exigimos pureza racial.
-¿Entonces con la corrupción qué se hace?
-No sé qué es lo que se hace con la corrupción. Sí sé que si a la política se le restan los temas relativos a la inclusión, salud, educación, cultura y todos esos temas complejos y aburridos de la economía y las relaciones exteriores, y si todo se simplifica hasta que entienda el menos despierto, sólo queda para hablar la inseguridad y la corrupción. Denunciar la corrupción es un recurso permanente de algunos para tener minutos en las pantallas de televisión. Lo que hay que hacer con la corrupción es investigarla y después someterla a las leyes. Lo contrario son los tribunales populares y otras arbitrariedades. Para linchar a alguien no hacen falta pruebas, sólo hace falta voluntad. Este gobierno tiene a varios procesados por corrupción. Micelli, Jaime, Schiavi y capaz que alguno más. Son tipos que debieron renunciar a sus cargos y quedaron en manos de la justicia. Algunos incluso fueron condenados. Es mucho más que lo que han hecho gobiernos anteriores, que sospechosamente nunca tuvieron procesados por corrupción. El televidente que tiene poca memoria amaría verlos a todos en cana. Pero resulta que son delitos excarcelables o que el proceso dura más que la condena. Un tipo que se enriquece en la función pública puede pagarse un buen abogado que le evite el trámite de pasar por una cárcel. Y el que tiene mucha guita porque es un empresario próspero también. Y seamos serios, acá hay corrupción política porque hay corrupción empresarial. Para que eso no sea así habría que cambiar las leyes y la justicia, pero no se puede hacer una ley especial para cada persona.
-Insisto en que creo que estás del lado del gobierno… Ahora estás hablando de cambiar la justicia, igual que los K…
-Otro síntoma de la esquizofrenia de estos tiempos: la misma gente que te dice que está todo mal con la justicia, que los jueces no hacen nada con la corrupción porque están cooptados por el gobierno, te dice que no hay que cambiarle nada. ¿Por qué? Porque los oligopolios se benefician con las cautelares que les otorgan esos mismos jueces. Y a todo eso lo llaman pensar. Mientras tanto, tipos como Lanata desatan movidas más sucias que el lavado de dinero. Mezclan la paja con el trigo, promueven que las cosas se desmadren y llaman a la desobediencia civil en defensa de su kiosquito. Temen que intervengan Clarín y los dejen sin laburo, pero no te cuentan que Clarín ya fue intervenido. Que cuando el estado recuperó los fondos de las AFJP se encontró en la bolsa con las acciones con las que Clarín había estafado a los jubilados, y que son esas acciones las que le permiten a sus representantes participar en las asambleas de accionistas de la empresa y mostrar con toda claridad que son una banda de facinerosos que lo único que quieren para el país es que les den garantías de poder seguir haciendo guita a costa de los demás, los que compran los productos que ellos publicitan y pagan por los servicios de cable con los que les indican cómo tienen que vivir. ¿O miento si te digo que Lanata cada vez que habla lo hace en términos de plata? ¿Por qué Lanata es creíble para tantos? Es simple, porque su trayectoria es más importante que lo que dice. Y su trayectoria es tan importante porque, entre otras cosas, en algún momento denunció a los mismos que le dan trabajo ahora.
-Tío, me estás chamuyando. ¿Mirás o no mirás PPT? Porque primero parecía que sí, pero que lo confundías con Tinelli. Y ahora decís que no, alegando higiene mental o algo así, pero venís dando detalles de los informes que se fueron mostrando. Francamente no te entiendo…
-Un síntoma de la destrucción psíquica de un individuo es la pérdida de la capacidad de metaforizar. Uso figuras retóricas, sobrino. En realidad, es difícil no enterarse de lo que pasa en ese programa. Tan difícil como era no enterarse de lo que pasaba en el programa de Tinelli. ¿O no?
-Y sí… algo de eso hay. Pero las denuncias están, y el gobierno no dice nada.
-¿Y cuál es la denuncia concreta que involucre a alguien del gobierno? Porque con los “sería, tendría, habría…” nunca se condenó a nadie. “No tengo pruebas –dice el gordo-, pero sé que es así”. Se ve que el colesterol hace que vea cosas, como a Lilita. Que hay gente que está haciendo muchísima guita con este gobierno parece bastante evidente, pero para que haya un ilícito hay que fundamentarlo. Lo de Báez está investigado en la AFIP desde hace años, pero la justicia frenó la causa. Si se apoderó de toda la obra pública de Santa Cruz, cobró sobreprecios y lavó dinero, es algo que no debe ser tan difícil de probar, supongo. Fariña tenía un pedido de inhibición desde el año pasado pero recién este año alguien le dio curso. Alguien que vio el programa de Lanata, supongo. Te quiero decir que estos periodistas no descubren nada, farandulizan una vieja denuncia y la hacen digerible para el público sometido. De paso, le hacen un favor al dueño del canal. Este es muy país donde durante mucho tiempo hubo mucha desigualdad. El peronismo vino a poner luz sobre esa desigualdad y hacer algo al respecto. Con errores, sin duda, pero es de una ignorancia supina no reconocer que ha habido instancias superadoras. “La Cámpora es la JP con derechos humanos”, dice el dr. Citado Nosocomio, del grupo Cartapesta. Y el programa de Lanata ofrece a toda esa gente ahogada en rencor por no tolerar una ampliación de derechos que sienten que compromete su propio status, una válvula de escape donde hacer catarsis y ejercer su derecho de tenerle bronca a la yegua. Además, todo es un gran show y como tal mantiene relaciones sólo tangenciales con la realidad.
-Te faltó decir “que es la única verdad”, para que te nombre general.
-La realidad también es un show, sobrino. Pero no es un show pop como piensan Lanata o Santiago del Moro, la realidad es rockera. La realidad es heavy, muy heavy.

Composición tema: autos y peatones

Composición tema: autos y peatones

Estoy en la edad de los por qué.
Así como está de moda en los jóvenes nunca superar la adolescencia, yo no me decido a salir de la infancia. Comparto con los niños la necesidad de comerme al mundo con los sentidos: esa esponjosidad espiritual que convierte las situaciones más insignificantes en objetos de gran interés. Las cosas que me duelen, me afectan con una intensidad de juicio final, los sabores desagradables me ponen el estómago del revés, los desprecios me llevan al borde de las lágrimas, y me apena que no confíen en mí.
Me gusta viajar del lado de la ventanilla.
Me gusta que me cuenten historias emocionantes antes de irme a dormir.
Me gusta que me hablen con voz dulce y segura de cosas interesantes.
Y desde mi niñez hasta ahora, debo confesar, las cosas interesantes han cambiado poco: siempre pertenecen al reino de lo que todavía no sé.
Así como lo desconocido se actualiza permanentemente, los únicos conocimientos útiles, duraderos, serios, son los que se adquieren en la niñez.
Todo lo necesario para vivir se aprende en el jardín de infantes.
Del jardín, lo peor era la seño esos días que traía la guitarra y nos obligaba a acompañarla en canciones vergonzantes protagonizadas por tortugas pretenciosas y faroleras tropezadas.
(La seño Luli es alta, hermosa, tiene las piernas larguísimas y desde aquí abajo se le ven los calzones.)
Del mundo adulto me fastidian los compromisos con horarios y tener que pasarme la vida pagando cuentas.
También me fastidia tener que desplazarme en esos camiones mal tuneados, siempre coloreados de amarillo, que nos hemos acostumbrado a denominar sólo con un adjetivo: “colectivos”. Allí es adonde uno conoce las miserias de la vida, los olores corporales, la música de los otros, y donde se adquiere la melancólica convicción de que un viaje puede interrumpirse en el momento menos conveniente y en el lugar más peligroso.
Del colectivo, esa pesadilla sobre seis ruedas, me molesta que sea horrible, ruidoso, habitado por gente rara y que se haga rogar. Porque viajar en colectivo puede ser entretenido, sobre todo en viajes largos, pero tener que esperarlo tiene un efecto tan perturbador como la cola del dentista. Esperar el colectivo debe ser una de las pérdidas de tiempo más irritantes y descorazonadoras que existen, especialmente cuando esperás colectivos de mierda que no vienen nunca, como hago yo.
El valor del boleto de colectivo es inversamente proporcional a la calidad de sus prestaciones.
Por eso, en algún sentido, me gustaría tener auto.
Tener auto significa moverse libremente en una cápsula de acero por las rutas de la patria precedido por el rugido ensordecedor de su motor, atravesar las calles y las autopistas a 300 kilómetros por hora y dejarlas envueltas en un denso velo de potencia varonil.
Porque el automóvil, cuando está en movimiento, es el vehículo que todo niño quisiera tener. Por eso los argentinos, que somos un poco infantiles, apenas podemos corremos a comprarnos un auto.
Ahora que nos va bien, todos notan que hay muchos más tránsito en la calle y que la única manera de cruzar avenida San Martín a las diez de la mañana cuando la EPE corta la luz es volver a nacer, pero del otro lado.
Lo malo de los autos es cuando hay demasiados.
Cuando sobran los autos, la presidenta se pone contenta, porque se reactiva el mercado interno y se fortalece el aparato productivo. Los médicos también están felices porque aumentan los accidentes y ya no se aburren tanto en las guardias.
Cuando sobran autos, los peatones se alarman y se orinan encima cada vez que tienen que cruzar la calle.
A los peatones hay una cosa que los pone felices, una cosa mágica y liberadora que los arropa durante las noches invernales: los peatones no necesitan estacionar.
Para el automovilista, la necesidad de estacionar pone en crisis sus valores y su educación; aquellos conceptos primordiales que le impartió la seño en la salita verde, aquel primer esbozo de propiedad privada: “Cuidá tus cosas”, a tu papá le cuesta un montón que vos tengas “cosas”, no las andés dejando olvidadas en el pupitre.
Aprendemos en el jardín, como les decía al principio, lo más importante. Para poder conservar nuestras “cosas” y evitar que sean enajenadas por descuidistas, por la codicia ajena, por el viento o por los duendecillos, debemos guardarlas en un “lugar”.
Pero con el auto el asunto es bastante más complicado: cuando el automóvil es la “cosa” y el estacionamiento es el “lugar” resulta sumamente complejo lograr que ambos se junten en amorosa cópula.
De hecho el automóvil, que tanto nos facilita trasladar nuestros cuerpos de un sitio a otro, también puede transportarnos a un infierno de stress, furia y violencia homicida cuando el tiempo aprieta y no encontramos un lugar donde dejarlo. A veces es más prolongado el proceso del estacionamiento que el traslado, lo que provoca que el automovilista sea ganado por la furia.
Hay una máxima que todos debemos conocer: cuanto más interesante es el lugar al que queremos ir, más difícil se hace estacionar y más lejos se debe dejar el vehículo.
En momentos tales, el automovilista tiende a perder la razón, a invertir la relación “cosa/lugar”, a sospechar que la “cosa” por ahí es un obstáculo y que el “lugar, debido a su escasez, es seguramente mucho más valioso, y empieza a fantasear con que el auto desapareciese o se desintegrase, para librarnos de las complicaciones y la desdicha.
Quizás un día inventen el automóvil descartable, que una vez utilizado se transforme en pizza. O la teletransportación de Star Trek, que puede llevarnos de un lugar a otro en instantes y sin requerir artefactos adicionales. Lo único que parece seguro, momentáneamente, es que llegara un día en que habrá tantos autos y tanto tránsito que será imposible estacionar, y que los autos circularán sin pausa , aminorando la velocidad apenas para que alguno de sus tripulantes descienda o ascienda a la máquina , y que mediante un inverosímil mecanismo automático seguirán funcionando aunque nadie los tripule, alejándose de nosotros para volver solo cuando necesitemos regresar. Hasta entonces, disfrutemos de esos momentos eternos, indescriptibles, llenos de hastío y soledad, en que tenemos que esperar el 35/9 para reflexionar sobre lo generosa que fue la vida con nosotros al no dotarnos de una “cosa” molesta y artificial que nunca encuentra un “lugar” donde acomodarse. Acá la única “cosa” soy yo, diremos. Que no es poco, para empezar.
EL “Docto” Garcya, Licenciado en Todas las Cosas

Conversaciones en la Isla


“Baigorria, un lugar donde abunda la escasez” (Docto Garcya, en referencia a la reciente sequía)
Ante la visible carencia de agua que afectaba a la ciudad y al notable deterioro de mi salud física y mental debido a la ingesta de manjares a que nos someten las fiestas de fin de año, decidí poner las cosas en la justa perspectiva y retirarme, aprovechando el feriado extendido, a pasar un par de días con mi tío en su coqueto retiro de las islas.

Lo encontré sumido en una honda meditación junto a una botella de grappa Valleviejo. Cuando se despertó, le pregunté qué nueva revelación había alcanzado mediante tan rigurosa práctica y me dijo que quería compartir conmigo una pregunta que lo había llevado a la perplejidad más desoladora: Una nuez flotando en el río, ¿sigue siendo un fruto seco?
-¿Qué razón te trae hasta estas islas, sobrino? Atravesar ese río aparatoso y mal llevado cuando las adversidades arrecian y la fortuna torna su giro descendente, es una aventura temeraria y estúpida y tengo para mí que un hombre de bien debería reservar su arrojo para empresas más ambiciosas que visitar a un viejo filósofo jubilado.
Como en muchas otras oportunidades, sentí que mi tío llevaba su pensamiento hacia el extenso territorio de los tomates, pero por esta vez, preferí no contradecirlo.
-Sabe que la ciudad tiene problemas con el suministro de agua, la gente no sabe qué hacer y reina un mal humor general. Las tempreraturas son tórridas y cada vez son mas frecuentes los casos de combustión espontánea. Por suerte, el gobierno decretó un feriado extendido y pude venir a visitarlo, porque aquí no hay problemas con el agua, supongo.
-El agua es incolora, inodora e insípida… ¿Cómo podría tener problemas con algo que prácticamente no existe?
-Bueno tío, de necesitar agua, usted tiene el Paraná…
-Dijo Heráclito, no podemos bañarnos dos veces en el mismo río…
-Tío, me parece que usted no se ha bañado dos veces en el mismo mes.
-Además, el paraná tiene características que lo hacen un río muy poco convencional. El Paraná no es una vía de comunicación, sino todo lo contrario. Es una barrera infranqueable para amigos y cobradores. El Paraná no tiene lavanderas en sus orillas, porque si lavás la ropa en él, la sacás más sucia de lo que estaba. Es un río formado fundamentalmente por barro, productos químicos y toda clase de residuos orgánicos fruto de las deposiciones de los marineros de los muchos barcos que vienen a robarnos la riqueza de la patria. Algo de agua tiene, pero para que sirva para algo hay que lavarla.
-Pero acá el agua se ve limpita. Pienso que hirviéndola se podría beber.
-Sobrino, si usás agua para beber no podés decir que pensás. El consumo excesivo de agua produce verdín en el hígado.
-Ese me parece un comentario desafortunado, parece que ignoraras que la vida salió del agua.
-La vida salió del agua. Por algo será.
-…
-Yo no entiendo a la gente del continente. Ahora se quejan de la falta de agua, pero cuando llueve, en lugar de disfrutarla o recogerla en ollas para cuando escasee, la esquivan como si las inocentes gotas de lluvia fueran mortíferos escupitajos de ácido. Mirá la playa de la reserva allá enfrente. ¿Sabés cómo reaccionan los bañistas cuando se produce un aguacero repentino? Salen corriendo del agua a refugiarse en la cantina. ¡Para no mojarse! Ellos saben que para el pelo no hay nada mejor que el agua llovida, pero lo protegen con esos espantosos condones antilluvia, ridículos árboles de alambre y gabardina que sólo sirven para sacarle los ojos a los compañeros de vereda.
-¿Los paraguas? -A esa altura de la charla, me sentía un poco mareado.
-Sí, claro. Detrás del problema del agua hay un trasfondo político, como dicen los chicos ahora. Vos no entendés la inteligencia de la administración provincial. Ellos consideran que el agua es un bien escaso y, por consiguiente, muy valioso. Por eso quieren venderla al mismo precio que el petróleo y te cierran la canilla para que no te puedas bañar. En realidad, los socialistas están haciendo negocios con los extraterrestres de Xillium, asesorados por Rodríguez Saa, y les están entregando el agua de los baigorrienses (que al fin y al cabo son perucas y no merecen compasión) a cambio de tecnologías y de planes de gobierno para una eventual campaña presidencial de Binner.
-Tío, vos no pasás un control antidóping.
-Yo los he visto, sobrino. Estacionan en la laguna de acá atrás unas naves con forma de palangana enlozada de la que salen unos fantasmitas cabezones y fosforescentes con unos baldes atómicos y empiezan a cargar el baúl del artefacto con agua y con pescados. Toda la noche cargan.
-¿Baldes Atómicos? ¿Cómo sabés que los baldes son atómicos?
-No lo sé, pero le dan intensidad al relato. Lo cierto es que los duendecillos de la nave espacial se llevan el agua, y cuando terminan de trabajar, se sientan en el borde del plato volador a fumar unos cigarrillos eléctricos y tiran la ceniza en el río.
-Me parece que te saltó la térmica y estás hablando puros disparates.
-¡Qué fácil es criticar las ideas ajenas cuando uno no es capaz de generar las propias! ¿Para qué servirá esa forma de pensamiento que todo lo pone en duda y de todo desconfía? El pensamiento crítico es un producto humano sobrevalorado, como la música de Sumo y la carrera política de Ricardo Alfonsín. La inteligencia es proactiva, no reactiva. Por eso es fácil escribir letras de tangos sin usar el cerebro. “La vida es pura basura, dicen, pero se termina demasiado pronto”, y adornan ese tópico existencialista con abundancia de lágrima, moco y baba. Hay quien reduce la poesía a la queja y quien a cualquier cosa le llama razonar.
-Y tu inteligencia proactiva, ¿qué te sugiere para resolver el problema del agua?
-Cuando yo era niño existía una forma de calzado que nuestras madres nos ponían para que no se mojasen los pies. Era un zapato alto, de goma dura, absolutamente impermeable… Venía de muchos colores, eso estaba bueno.
-¿Botas? Las botas todavía existen.
-Mejor, así vas a entender más rápido. El caso es que las botas, al ser impermeables, lograban que el pie se protegiera de la humedad exterior, pero provocaban que generara su propia humedad. Y cuando llegabas de la escuela, después de mucho correr y saltar, te sacabas las botas, te sacabas el calcetín, y el calcetín parecía un saquito recién salido de la taza de té. ¡Lo mismo que si no hubieras llevado botas sino zapatillas de lona!
-¿Y entonces?
-Sería cuestión de desarrollar un dispositivo que pudiera aprovechar esa humedad, generada por el propio cuerpo y con un coste igual a cero, y permitiera utilizarla para los fines que ustedes quieran. No podrá agitar las turbinas de una usina hidroeléctrica, pero considerando que el cuerpo está hecho casi todo de agua -como el vodka, como la ginebra- para algo debería servir.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Pateando a los Caídos

Por el muy venerable y docto garcía, Licenciado en Todas las Cosas
                                                                                                                                                                                                                                                                                                

Thomas Carlyle creía que la historia era sólo la biografía de unos pocos individuos centrales, los héroes, figuras políticas y militares, fundadores o líderes de los estados, genios del bien o del mal, que se convertían en motores del cambio por el empuje de su grandeza.
Vistos desde la perspectiva histórica, los hombres no presentan grandes dificultades a la hora de separar a los héroes de los protagonistas secundarios.
Sin embargo, en el calor de los hechos políticos cotidianos, hay quien, ingenua o deliberadamente, tiende a colocar a individuos despojados de toda luz, en un lugar de preponderancia épica, donde sólo un héroe auténtico puede salir airoso.
No parece ser el caso de nuestro nuevamente famoso vicepresidente don Julio Cleto Cobos, famoso esta vez por habérsele confiado la tarea de investir a la presidenta Fernández de Kirchner de los atributos de su nuevo mandato. Desde luego, eso es lo que manda el protocolo y, aparte el hecho de que hay un grupo absolutamente desdeñable de ciudadanos (apenas unos pocos millones de personas) que desearían que el mencionado se retire a su provincia natal a deshollinar el cerro Tupungato, creo que todos estaremos felices de volver a verlo en acción, como en su mejor momento cuando era el barco insignia del malogrado grupo A.  
Creo que el periodismo, particularmente medios y programas oficialistas, han subestimado con malicia las virtudes del vicepresidente saliente. Esta semana, sin ir más lejos, un escriba del régimen lanzó un exabrupto hacia don Julio Cleto que dejó sin palabras a las personas de bien, y que provocó la respuesta inmediata de Patricia Bullrich, Graciela Camaño, Federico Pinedo y otros campeones de los derechos civiles, que nunca se quedan sin palabras porque siempre usan las mismas.
Pero lo esencial no es transmisible por medio del lenguaje.
Por eso Cleto habla poco y cuando habla casi no se le entiende.
A Verbitsky, autor del citado exabrupto, le dicen el Perro.
A Cleto no le gustan los perros. Los perros no son reservados. Son espontáneos, vergonzosamente desprovistos de auto control. Si no hubiera pecado, no habría perros. En otra encarnación, Verbitsky debió haber matado a Buda.
Los sabios del mundo apreciamos el silencio, la meditación. Por eso nos atraen los pensadores de Oriente, como Eduardo Galeano y Pepe Mujica, y tenemos afinidad con los elefantes y los gatos, que existen para adentro, que viven de algún modo retirados. Ni dan las gracias ni hacen demasiadas morisquetas.
Por la misma razón, los hindúes adoran a la vaca.
A los hindúes les encantaría Cobos. Ojalá tenga oportunidad de viajar. En la India sería un animal sagrado.


Para los argentinos, en cambio, la vaca es parte de la dieta y no es sagrada. Lo más sagrado para un argentino es la madre. Está tan mal visto hablar mal de la madre como aceptado vituperar a Cobos. 
Veamos qué tienen en común.
Las canciones suelen referirse con pegajosa vehemencia al sacrificado oficio de ser mamá: sólo una madre sabe en la práctica lo que es vivir para los demás, igual que don Julio Cleto,  preposición más o menos. Además, ¿quiénes son los demás? 
En general, en el mundo, y creo que nadie tomará por discriminatorio lo que voy a decir, las mujeres conservan el orden existente, sea bueno o malo.
Si es malo, es una lástima.
Y si es bueno, tal vez es también una lástima.
Pero cuando una mujer desdeña ese rol tradicional y se empeña en transitar la peligrosa senda de la rebeldía, desafiando imprudentemente a los poderes fácticos debidamente constituidos, intentando poner en vereda a gente que toda la vida caminó por donde le vino en gana, abandonando sin vergüenza el papel de madre conservadora, es obvio que aparecerá el héroe que devuelva al río a su cauce natural,  al César lo que es de César y a la comunidad agropecuaria las pingües ganancias con que las riega un suelo fértil, commodities favorables y la escasa inversión en infraestructura y mano de obra que requiere el monocultivo en siembra directa. Cuando oye sonar el Clarín, el héroe se dispone para dar batalla. Cuando la criatura llora, la madre pela las tetas y le da de mamar. 
Cleto también.
Por eso duele escuchar a tanto argentino que se cree dueño de la patria criticar a este  sacrificado estadista por haber vaciado el cargo de vicepresidente del sentido que le da la constitución en vez de celebrar con bombos y estandartes el feliz hecho de que sea Julio Cleto Cobos el primer radical que integrando una fórmula presidencial termina su mandato desde 1928. Dejemos a sus correligionarios celebrar en paz que este funcionario deje su cargo en tiempo y forma, preocupados como siempre más por las formas que por los contenidos.
Eso es todo, vaya con Dios don Julio. Cualquier cosa, le avisamos.
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               
                      

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                             

lunes, 5 de diciembre de 2011

EMPECEMOS POR EL PRINCIPIO: MAFALDA


Todo empezó en 1963, cuando una agencia de publicidad le encargó a Quino una historieta para promocionar una nueva línea de electrodomésticos llamada Mansfield, de la empresa Siam Di Tella.. Querían una tira que reflejara a un típica familia de clase media y que su personaje principal tuviera un nombre que incluyera dos letras de la marca: una M y una A. Quino la llamó Mafalda, tomado del personaje de una beba que aparece en la novela Darse Cuenta, de David Viñas. La campaña nunca se hizo y los primeros cuadritos de la historieta durmieron un cajón por un tiempo. Mafalda ve la luz por primera vez en el suplemento humorístico Gregorio de la revista  Leoplán. A partir de 1964 empieza a publicarse semanalmente en Primera Plana, pasando luego al diario el Mundo (1966/67) y a la revista Siete Días (1968/73).
Si el dibujo, desde las cuevas de Altamira en adelante, es una clave para entender cómo los seres humanos nos hemos relacionado con nuestro entorno, nada mejor que Mafalda para entender ciertos vaivenes de nuestro acontecer político y social.

La morochita de flequillo es el personaje dibujado más popular en la Argentina: las tiras vendieron sólo en el país unos veinte millones de ejemplares. El éxito trascendió las fronteras: sus reflexiones fueron traducidas a 26 idiomas. Su versión italiana fue prologada por Umberto Eco. La fórmula: una nena precoz -pero nena al fin- siempre inquieta por la humanidad, la paz y los derechos humanos. También le preocupan la guerra de Vietnam, la carrera espacial y esta el movimiento tercermundista. A Mafalda le gustan los Beatles y los panquetes y está convencida de la necesidad del progreso social de la mujer. El personaje acompañó todo el itinerario de identificación de los sectores de la clase media ilustrada, informada y culta que se fueron radicalizando en los 60, sensibilizados ante la cuestión social.
Mafalda marcó los límites de hasta dónde podía acompañar el buen sentido de la clase media las necesidades y las modalidades de cambio en la argentina. Mafalda tiene un discurso antitotalitario, democrático, antiprejuicioso y progresista, en general. Pero por otro lado, no encuentra dónde pararse cuando las cosas se radicalizan, con la irrupción de la guerrilla, la violencia y los tiros. Mafalda sólo puede mirar el horror de esas fuerzas que se están desencadenando en la Argentina.
Mafalda representa la izquierda dentro del sistema de relaciones de su grupo de amigos. Al principio es la progre. Pero cuando aparece Libertad es ella la que se para a la izquierda. Y Mafalda pasa a reflejar el buen sentido y el equilibrio. Libertad  declara que el pueblo debe tomar conciencia , levantarse en una revolución social y cambiar las estructuras del país. Frente a ella, Mafalda parece más realista.
La utopía de búsqueda de un mundo mejor se desmembró con una particular violencia en los 70. El sueño estaba por terminar cuando Mafalda se despidió de sus lectores. "En el borde del precipicio -dice Juan Sasturain en su programa de TV- la nena se va. Con lo que se viene no se va a poder jugar ni hacer chistes piolas."

jueves, 1 de diciembre de 2011

Pausa Musical - Alvy, Nacho y Rubin interpretan a Los Campos Magnéticos

La Plegaria de la Monja



Eugenia Brussa, cantante invitada, interpreta el tema de Stephin Merritt (Magnetics Fields) versionado por este rejunte de músicos criollos. 

martes, 29 de noviembre de 2011

Otra vez el fin del mundo

Los que desde estas remotas pampas del sur hemos sobrevivido a gobiernos militares, a la hiperhinflación, al menemato y a la crisis del 2001 bien podemos enseñar al resto del mundo a qué cosas conviene temer.


Los religiosos de toda laya, desde el fondo ancestral de la historia, han aprovechado cuanta oportunidad ofrecieran  las contingencias políticas o cósmicas para preocuparnos con la promesa de un final para el mundo de los terrícolas y la desaparición total del género humano. Grandes cataclismos, inundaciones, lluvias de fuego, terremotos, hambrunas, eventuales choques con cuerpos celestes errantes, todo sirve a la hora de sembrar el terror. El fin es inevitable, dicen, porque la humanidad, dada su iniquidad y su frecuente fascinación por el vicio y el pecado, ha roto sus vínculos con Dios y éste, como ha demostrado a lo largo de todo el Antiguo Testamento, tiene una paciencia más bien ínfima y cuando se engrana no hay rienda que lo sujete.


Gentes hay que gustan de utilizar el tiempo de sus cortas vidas en tratar de mostrar a sus vecinos lo mal que está todo, el daño irreparable que los hombres provocan en el medio ambiente, lo peligrosas que se han vuelto las calles y lo próximo que se encuentra el final. Cuando logran captar la atención de sus interlocutores, sobrecogidos por las imágenes de la destrucción generalizada -perros devorando niños, pirañas saliendo de las canillas, hornos que atacan a sus amos, Ricardo Fort  vestido de barbie cantando por cadena nacional todo el repertorio de los Guachiturros- les dan a entender que hay una solución:  Cuando todo termine, el Señor vendrá y rescatará a los suyos.


Algo así me insinuó una persona que me visitó el sábado y que trató de venderme una parcela en "el Reino del Señor", donde no hay "paralíticos ni ciegos ni ningún defecto físico" y donde "el león vive junto a las ovejas". Su explicación del juicio final y del reino de los justos me pareció curiosa y le pregunté que qué hacían en ese lugar con las personas con problemas físicos (debo confesar que mi pregunta textualmente fue: "¿y con los discapacitados qué hacen? ¿Los matan?") y me permití señalarle que  para que haya paraíso no parece  necesario que el león cambie de dieta. También le pregunté si en vez de esperar a que la tierra vuele por los aires y que Dios lo resuelva todo, no era preferible hacernos cargo del mundo tal y como está y tratar de educarnos para evitar que se rompa en defensa propia, pero no me dejó terminar. Cuando levanté la vista del folleto que me había entregado, el hombre se alejaba rápidamente, como si fuera presa de una diarrea repentina.


No sé por qué pero me dejó la sensación de que mis preguntas  lo incomodaban más que las llamas de la ekpirosis.


Cada quien fantasea con su propia versión del fin de los tiempos como buscando una experiencia extrema para compartir con amigos. ¿A quién no le gusta ser parte de un acontecimiento importante? Y como experiencia importante, el fin del mundo debe clasificar entre las diez primeras. Hay quien se hundiría con el Titanic sólo para poder decir "yo estuve ahí".


Por tal razón es que a lo largo de los siglos se han contado historias de destrucciones parciales de la humanidad (Sodoma y Gomorra, las diferentes versiones del diluvio, la desaparición de la Atlántida) que servían de ejemplo de lo que podría llegar a pasar si no enmendábamos nuestras faltas, Y si los dioses podían destruir una ciudad por el fuego o por el agua, bien podrían acabar con todo lo que se mueve mediante meteoritos, períodos glaciales, volcanes  o tsunamis.  La gente compra las historias porque alguna pulsión tanática le hace desear que el cataclismo de veras se produzca y que lo padezcan otros. En las películas de catástrofes, siempre alguno se salva. 


Hagamos un breve catálogo con algunas de las afortunadamente desacertadas predicciones del fin del mundo:


  1. En el año 79 de nuestra era, algunos ciudadanos de Roma tomaron como una señal del inminente fin del mundo la erupción del volcán Vesubio, que destruyó las ciudades de Pompeya y Herculano. Esto fue así porque los estoicos, seguidores de Séneca, tenían la creencia de que el planeta cíclicamente era destruido por el fuego para volver a renacer.
  2. La aparición del cometa Halley, que es visible desde  la tierra cada 76 años ha sido históricamente un presagio de desastres. La llegada del cometa en 1910 desató la histeria apocalíptica en Estados Unidos y Europa, al difundirse la teaoría de que la cola del cometa contenía un gas que impregnaría la atmósfera y que terminaría con toda la vida en el planeta. No sólo los sonsos y los supersticiosos se lo tomaron en serio, la hipótesis del gas venenoso la desparramó un astrónomo francés: Camille Flammarion.
  3. Al principio de su historia, a fines del siglo XIX, los testigos de Jehová profetizaban que el mundo acabaría en 1914, fecha de la segunda venida de Jesucristo. El hecho de que tal cosa no haya sucedido no los desanimó y en vez de disolverse como religión o de dejar de predecir el futuro, continuaron su prédica del fin del mundo pero sin precisar la fecha para preservarse de los desengaños. 
  4.  El alineamiento planetario ha sido protagonista de numerosas predicciones apocalípticas. El 5 de mayo de 2000  Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno se alinearon con el Sol y la Luna. El arqueólogo Jeffrey Goodman aseguró en 1977 que en esa fecha ocurrirían numerosos terremotos y erupciones volcánicas y que la Tierra se fracturaría a causa de la tensión originada por la gravedad que generaría el alineamiento.
  5. A partir de 1984 varias publicaciones informáticas comenzaron a alertar sobre un desastre que ocurriría el 1 de enero de 2000: el Y2K. Posibles errores causados por una programación que no contemplase el cambio de milenio podría sumir a la humanidad en un caos. Algunos predicadores alentaron a sus fieles a que hiciesen acopio de víveres y agua para estar preparados para lo peor. Menos mal que estaba Bill Gate con su notebook y poniendo en juego su fortuna y su vida,  nos salvó de la caida del sistema. 
  6. Cuando el Colisionador de Hadrones del Cern fue puesto en marcha en Septiembre de 2008 algunos críticos especularon con la posibilidad de que el mayor acelerador de partículas del mundo podría generar una colisión atómica que produjese un agujero negro que devorase a la propia Tierra. Sin embargo todo quedó en nada. El acelerador funcionó, aunque eso sí, solo una vez y se estropeó.
  7. Durante el corriente año, la secta norteamericana Family Radio predijo el fin del mundo para el domingo 21 de mayo, día en que el diluvio de Noé cumpliría sus primeros 7000 jóvenes añitos. Como el lunes todo seguía en su lugar, se produjo una gran desilusión entre los integrantes del grupo religioso, especialmente para los que tenían que presentarse a trabajar. La fecha de la hecatombe se postergó al 21 de octubre, con igual éxito.
  8. Finalmente, el 11/11/11, que por muy complicadas razones también le pareció conveniente a los naufragadores de planetas para anunciar el final, pero pasó sin pena ni gloria, y el mundo como si tal cosa.

Como verán, esto de andar anunciando finales para el mundo no tiene nada de novedoso. Hasta ahora sólo han sido amagues y fingimientos, pero no descartemos la posibilidad de que alguien apriete un botón equivocado o que todo Medio Oriente proclame la Guerra Santa o que a fuerza de glifosatos y emanaciones de monóxido de carbono acabemos de destruir la mitad sana del Medio Ambiente. A mis años, no me sorprendería que el mundo acabe, y mucho menos, que finja acabar.

No obstante, ese viernes que escribí en mi diario la fecha 11/11/11 sentí un estremecimiento,  un reflujo de fuerzas telúricas que desensillaron en mi alma augurando catástrofes inminentes. En cuanto no logré darle un canal eficaz a mis presentimientos, opté por consultar a algún siervo de mi confianza, y no habiendo ninguno en los alrededores, limité mi pesquisa a mi pegajoso y rubicundo sobrino, que sopesó el objeto en sus manos, como quien toma contacto con un cacharro de una civilización extinguida, y emitió un juicio inapelable: "Son muchos palitos parados". Ante mi insistencia, que buscaba desentrañar el sentido simbólico de los signos, el muchacho sólo atinó a responder: "Algunos están torcidos". 


Como todos sospechamos, ante la inminencia de una catástrofe no queda otra cosa que correr y tratar de encontrar un lugar seguro. Yo les quiero ir avisando porque el fin del mundo, el posta, el de los mayas y el de Nostradamus, está previsto para  diciembre de 2112. Así que mi humilde consejo para cuando llegue ese funesto día se resume en una frase: "A correr, que se acaba el mundo".


Un temita de Elvis Costello, pa' ilustrar la charla.